Primer día sin citalopram.
Esta tarde ha sido de escuchar música. De disfrutarla como si fuera la primera vez.
Como me gustaría recordar cuando fue la primera vez que escuche música, saber qué sentí.
Lo único que tengo, es a Camilo Sesto, en el departamento en Bellevue. Tenía aproximadamente 3 años.
Sentí tristeza. Camilo Sesto es muy triste cuando se es niño. Recuerdo la portada del disco, un Camilo Sesto solemne, vestido de negro con fondo negro. Música para un día que muere alguien lejano. Sí, así sentí. Más no fue la primera vez. Debe haber por ahí en mi mente otra memoria perdida. Para no ser una persona involucrada en el mundo de la música, sé mucho de música. La disfruto. Así mido mi grado de lucidez.
Para nos ser una persona involucrada en el mundo culinario. Sé mucho de comida. Amo comer. ¿Qué si he pensado en alguna de mis fantasías tener un programa de esos donde viajas, y comes con gente que te cuenta del mundo?, por supuesto. Así mido mi grado de lucidez. Por decir que ya no me preocupo por lo que no pasa, y mi corazón palpita a velocidad normal. Ahora puedo pasar días siguiendo recetas. Cocinando como si tuviera una fiesta pero solo somos mi esposo y yo. Mi perro también.
¿En qué soy buena? Realmente no lo sé. Sé ser buena amiga. Hago lo posible por estar a tu lado de alguna manera. Soy buena persona. Hago este ejercicio de intentar ser mejor. Desde niña me puse ese reto de ser mejor persona. Cada año deseo ser mejor. No sé, es de esas cosas que desde pequeña me preocupó. El despertar algún día, y no serlo...
Había una pintura del nacimiento de Jesús debajo de mi arbolito cada navidad. Le lloraba todo el tiempo con solo saber que perteneció a una bisabuela que no conocí. ¿Cómo recogí tanta nostalgia siendo tan chica? tampoco lo sé. Las cargamos desde vidas pasadas. Tampoco lo sé. Hay tantas cosas en esta vida, este mundo que nunca sabré. No se me revelaran los secretos durante esta vida tan plana y sencilla.
Para ser una persona así, disfruto la vida. La disfruto mucho. Otro de los tantos ejercicios que me vengo desarrollando desde niña. Tal vez es la introversión. El quedarme callada mucho más tiempo que el resto me enseñó sobre la vida. Tal vez si sigo en silencio aprenderé sobre los secretos. Para no ser una persona religiosa, soy muy espiritual. No creo en el karma. Sin embargo, creo fielmente que no sé nada sobre el más allá, ni como influye el universo. No sé nada importante. Voy aprendiendo. Esta ansiedad me mostró que la preocupación también es maestra. Qué mi cuerpo es uno. Es infinito.
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